Flatus
EFE El Universal Viena, Austria Martes 08 de septiembre de 2009 10:08 Una flatulencia, con frecuencia una necesidad humana sin mayores consecuencias, ha sido castigada con una multa de 50 euros por poner "en peligro la seguridad pública" en el Estado federado austríaco de Estiria, informó hoy la televisión pública (ORF).
La "infracción" ocurrió en la celebración de una fiesta cervecera en una carpa el pasado julio, cuando un hombre de veinte años se aligeró de los gases intestinales en presencia de agentes de la Policía.
Acto seguido se acusó al autor del "delito" de haber infringido la legislación regional, según el texto de la denuncia.
"Usted estuvo presente en una acción policial y como persona no involucrada expelió una ventosidad en la proximidad de un agente, lo que produjo una gran carcajada entre los presentes. Con ello, usted ha infringido la legislación regional", rezaba la denuncia.
En concreto se trata de un acto que violó el segundo artículo de la Ley de Seguridad de Estiria, controvertido por su amplia interpretación.
Un abogado de Graz, capital de Estiria, comentó que el artículo fue establecido para castigar faltas de respeto a la autoridad, como por ejemplo mostrar a la Policía de forma insultante el dedo medio.
Fue en el momento en el que estaba ejecutando un gesto de este tipo ante los agentes cuando al joven se le escaparon los gases, explicó la página web del ORF.
El hombre, cuya identidad no fue revelada, quiso arreglar el malentendido sin aspavientos y pagó en el acto la multa de 50 euros impuesta por los agentes.
Los Gatha - versión de Ramiro Besada
Los Gatha, versión de Ramiro Besada, Prólogo de R. Tagore, Estudio introductorio de K. D. Irani
ÁTOPOS
ATOPOS. El ser amado es reconocido por el sujeto amoroso como “átopos” (calificación dada a Sócrates por sus interlocutores), es decir como inclasificable, de una originalidad incesantemente imprevisible.
2. La atopía del otro, la sorprendo en su mirada, cada vez que leo en ella su inocencia, su gran inocencia: no sabe nada del mal que me hace, o, para decirlo con menos énfasis, del mal que me da. ¿El inocente no es inclasificable (por consiguiente sospechoso para toda sociedad, que no “se reencuentra” sino allí donde puede clasificar Faltas)?
X… tenía por cierto “rasgos de carácter” por los cuales no era difícil de clasificar (era “indiscreto”, “astuto”, “perezoso”, etcétera), pero en dos o tres ocasiones me había sido imposible leer en sus ojos una expresión de tal inocencia (no hay otra palabra) que me obstinaba, sucediera lo que sucediese, en ponerlo, de algún modo, aparte de sí mismo, fuera de su propio carácter. En ese momento lo eximí de todo comentario. Como inocencia, la atopía se resiste a la descripción, a la definición, al lenguaje, que es maya, clasificación de los Nombres (de las Faltas). Atópico, el otro hace temblar el lenguaje: no se puede hablar de él, sobre él: todo atributo es falso, doloroso, torpe, mortificante: el otro es incalificable (ese sería el verdadero sentido de átopos).
NIETZSCHE: sobre la atopía de Sócrates, Michel Guerín, Nietzcshe, Socrate, héroïque. Apud. BARTHES, R. Fragmentos de un discurso amoroso, p. 33.