Javier Farje BBC MUndo |
"Como uno se fueron". |
El filósofo marxista André Gorz llegó a Suiza cuando comenzaba una guerra que lo amenazaba por austriaco y por judío.
Fue en la placidez neutral de ese país de lagos y montañas donde, en 1947, conoció a la británica Dorine Keir, que viajaba para divertirse.
Se trató del encuentro de un "judío austriaco sin un centavo" como él mismo se definió, y una inglesa de aventuras que se desplazaba por un continente que apenas empezaba a reconstruirse en el trauma de la posguerra.
Un año antes de ese encuentro que selló una vida juntos, conoció a otro personaje que marcó su vida: Jean Paul Sartre.
Convertido al marxismo, Gorz decidió contribuir al debate sobre la razón de nuestra propia existencia con un libro existencialista: "La Traición".
En los años 60, André Gorz fue una de las luminarias de esa orilla rebelde del Sena, la izquierda, que cuestionó la Europa capitalista de la reconstrucción.
Fue miembro del consejo editorial de Les Temps Modernes, junto a Simone de Beauvoir.
Se trató de una revista bíblica, en el sentido más agnóstico del término, para quienes cuestionaban un sistema que consideraban incompleto e injusto.
Pionero
"Trabajar menos para que todos puedan trabajar" pedía Gorz en su análisis de la mano de obra moderna.
En esos años tempestuosos, André Gorz se dio cuenta que más allá de la dialéctica en la que creía, había un problema que trascendía las charlas de café en el Barrio Latino de París: el medio ambiente.
En esos años, Gorz se convirtió en uno de los pioneros de la política ecológica.
Hoy, superada la guerra fría y con un marxismo que se bate en retirada en Europa, André Gorz es recordado no por su lucidez intelectual o la claridad de sus planteamientos, sino por su inmenso amor a Dorine Kerr.
A pesar de lo urbano de sus ideas, André y Dorine prefirieron vivir su romance longevo en la intimidad de una casa decimonónica en un villorrio de suburbio, Vosnon.
Fue en esa vivienda despojada de intrusos donde Doreen se enteró de que sufría de una enfermedad incurable.
Los dos sabían que eran uno, que como uno tendrían que transitar los trechos dolorosos que quedaban en ambas vidas y como uno se fueron.
Pacto de amor
El 22 de septiembre Dorine y André se inyectaron una sustancia letal y partieron juntos.
La muerte del filósofo ha conmovido a los franceses, que hoy saben cuánto André quería a Doreen, a pesar de la marcha inevitable y pesada del tiempo y la enfermedad.
"Pronto tendrás 82. Te has encogido seis centímetros y sólo pesas 45 kilos, y sigues siendo hermosa, con gracia, deseable", confiesa en una carta.
"Hemos vivido juntos durante 58 años y te amo más que antes. Llevo en mí, en el pecho, un vacío que devora, que solo puede llenarse con la tibieza de tu cuerpo junto al mío", recita.
André Gorz no quiere quedarse atrás, no soporta la posibilidad punzante de vivir sin su compañera de toda una vida.
"A veces, en la noche, veo la silueta de un hombre caminando detrás de una carroza a lo largo de un camino desierto y un paisaje desierto. Yo soy ese hombre. No quiero asistir a tu cremación, no quiero recibir tus cenizas en un recipiente", se duele el anciano enamorado.
Lettre a D. Historie d' un Amour (Cartas a D. Historia de un Amor) reúne esa lista de confesiones tiernas y elocuentes.
Gorz las publicó poco después de enterarse de que Dorine estaba enferma, pero recién hoy se ha convertido en un bestseller, que supera sus análisis del fin de proletariado o sus estudios de las relaciones laborales.
André Gorz publicó libros con nombres sesudos y analíticos: Historia y Enajenación, Crítica de la Razón Económica, Capitalismo, Socialismo, Ecología, y otros.
Llevo en mí, en el pecho, un vacío que devora, que solo puede llenarse con la tibieza de tu cuerpo junto al mío
ResponderEliminar...tan viejo es el horror al vacío...
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