Respuesta de Carlos Mota a los comentarios a su columna "Quién quiere estudiar filosofía en la UNAM?" (vid. infra)
Texto publicado en el diario Milenio de la Ciudad de México, 15 de Abril de 2008
Liga electrónica: http://www.milenio.com/mexico/milenio/notaanterior.asp?id=933806
Confundiendo gimnasia con magnesia, varios correos me crucifican por haber cuestionado el jueves qué futuro le depara a un joven que estudie filosofía o letras en la UNAM. Yo, sorprendido porque su estudiante Lucía Morett terminó dentro de las FARC, dije que tenemos que debatir el tema.
Muchos piensan que hacer negocios es algo asqueroso. Pero yo creo que un mesero, ganando su propina, hace negocio; que un investigador académico, al recibir su sueldo, hace negocio; que el dueño de una tortería hace negocio. Todos estamos aquí para hacer negocios. Hasta el filósofo más sesudo quiere vender libros. De eso vivimos. Pero, ¿cuál es el negocio de El Mosh o de Lucía?
Llamil Mena me escribió: “Llevo un día intentando digerir el malestar físico que me causó su editorial”. Dice que en México “no hay líderes que forjar, (…sino gente…) sudando por un salario injusto”.
Jacobo Díaz dice: “Las perspectivas de un egresado de estas facultades son nulas en su mundo, el mundo donde la única manera de agregar valor son los negocios. Claro, ahí no hay perspectivas para estos estudiantes, como tampoco la habría para gente como Octavio Paz, Juan Rulfo o Carlos Monsiváis.” Me pregunto si Díaz sabe la riqueza que se ha generado por la venta de sus libros.
El doctor José Antonio Matesanz afirma: “Las perspectivas profesionales que tienen los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM son básicamente dos: la docencia y la investigación”. ¿Y qué, de eso no se gana un salario digno?, me pregunto yo.
Ariel López, que estudia Letras, señala: “Quiero hacer un enérgico apunte a su columna”. Dice: “Exijo respeto a nuestra labor por ser imprescindible, exijo respeto a nuestra alma mater, piedra angular de la vida nacional”. Yo a Ariel le deseo que gane mucho dinero como profesional de las Letras.
Consuelo González, que estudia en esa facultad, dice que las multinacionales no contratan a gente que piense, y que lo que ella estudia le “brinda muchas satisfacciones. Una de ellas es la de aprender a pensar, característica que, según Aristóteles, es lo propiamente humano y por ello, lo más divino.” Snif, snif.
tristes notas, tristes reacciones
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