Torvo fraile del templo solitario
que al fulgor del nocturno lampadario
o a la pálida luz de las auroras
desgranas de tus culpas el rosario...
-¡Yo quisiera llorar como tú lloras!-
Porque la fe en mi pecho solitario
se extinguió como el turbio lampadario
entre la roja luz de las auroras,
y mi vida es un fúnebre rosario
más triste que las lágrimas que lloras.
Casto amador de pálida hermosura
o enamorado de sensual impura
que vas - novio feliz o amante ciego-
llena el alma de amor o de amargura..
-¡Yo quisiera abrazarme con tu fuego! -
Porque no me seduce la hermosura
ni el casto amor, ni la pasión impura;
porque en mi corazón dormido y ciego
ha caído un gran soplo de amargura,
que también pudo ser lluvia de fuego.
¡Oh Guerrero de lírica memoria!
que, al asir el laurel de la victoria,
caíste herido con el pecho abierto
para vivir la vida de la Gloria
-¡Yo quisiera morir como tú has muerto!-
-¡Yo quisiera morir como tú has muerto!-
Porque al templo sin luz de mi memoria,
sus escudos triunfales la victoria
no ha llegado a colgar, porque no ha abierto
el relámpago de oro de la Gloria
mi corazón obscurecido y muerto.
mi corazón obscurecido y muerto.
¡Fraile, amante, guerrero, yo quisiera
saber que obscuro advenimiento espera
el anhelo infinito de mi alma,
si de mi vida en la tediosa calma
no hay un Dios, ni un amor, ni una bandera!
José Juan Tablada
Contundente respuesta a "Me refiero", sin duda
ResponderEliminarFeroces golpes de palabras-hacha aceradas
ResponderEliminarfoto genial, de quién es? peter witkin?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEn efecto , la foto es de Peter Witkins :) Ya saldrà màs adelante algo de este genial fotogràfo"
ResponderEliminarYO NACÍ UN DÍA
ResponderEliminarQUE DIOS ESTUVO ENFERMO.
TODOS SABEN QUE VIVO,
QUE SOY MALO; Y NO SABEN
DEL DICIEMBRE DE ESE ENERO.
PUES YO NACÍ UN DÍA
QUE DIOS ESTUVO ENFERMO.
HAY UN VACÍO
EN MI AIRE METAFÍSICO
QUE NADIE HA DE PALPAR:
EL CLAUSTRO DE UN SILENCIO
QUE HABLÓ A FLOR DE FUEGO.
YO NACÍ UN DÍA
QUE DIOS ESTUVO ENFERMO...
(CESAR VALLEJO)
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