EL INFORTUNIO DE VERANO
Al recordar mi loca pasión
que no es gentil ni bonita,
sino más bien grosera,
y grosero el que la tenía,
me lamento siete días a la semana
y con razón.
Jamás existió alguien tan atolondrado:
durante todo el invierno
he obrado de tal manera,
ocupándome tanto de mi obra,
que por obrar no he recobrado
con qué cubrirme.
Loco obrero y loca obra
que por obrar nada recobra:
todo lo pierde;
y el infortunio es tan inteligente
que "jaque mate" dice "a las claras"
a su obrero,
por lo que después nada puede recobrarse.
En julio, le hace creer que estar en febrero:
los dientes dicen: "Clac"
y el infortunio dice "Mate".
incluso el más hábil vistiendo un saco termina,
con el infortunio.
De Grecia ha venido este peligroso cebo;
ahora le afecta también a Borgoña.
Ha venido tanta gente,
retenida a su servicio,
y todos están desnudos
y descalzos;
y haga frío o calor,
ni el más importante senescal
va vestido sin agujeros.
E l infortunio es de tal manera
que quiere tener gente ligera
a su servicio:
bien con cota, bien con camisa.
Esta es la gente a la que creo que ama,
demasiado odia a los hombres ricos:
cuando los tiene, a golpe de puntos los apalea.
Y rápidamente sabe bien la suma
de sus dineros:
lágrimas les cuesta su ignorancia;
pues a menudo no tendrían más que paja,
mientras los otros tienen avena.
tiemblo hasta la médula,
al contaros su proceder,
pues muy bien lo sé reconocer,
por haberlo sufrido yo.
A mitad de marzo, cuando ha pasado el frío,
tocan los instrumentos y cantan;
todos se van jactando
de que, si a sus dos dados no los encantan,
ropa tendrán.
Esperanza los ilusiona
y el infortunio los desvalija:
su bolsa está vacía.
El juego es imprevisible:
lo que se teje, se desteje;
las ilusiones se derrumban.
Ni la buena suerte ni su habilidad,
nada se puede contra la mala suerte,
que los aplasta.
El dinero será para otros, los juramentos para Dios.
Será el momento de cambiar de propósitos,
pues dos torneos,
tres parisis y cinco vieneses
no han hecho jamás un burgués
de un pobre mendigo.
No digo que los desprecie,
sino que hago otro uso
de mi dinero.
RUTEBEUF
leer este escrito me hizo pensar con una cómplice sonrisita, en el escamoteo de los mandatos hegemónicos, que hacen los que no tienen nada que perder porque no tienen nada, no pueden perder lo que no tienen, no es que en sí se ocupen en despreciar a los burgueses sino que su soltura le puede dar otro sentido a su movilidad
ResponderEliminarAhh, bien por este casi desconocido travador medieval!
ResponderEliminar(y por cierto, qué uso le has dado a las riquezas?)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSé muy bien lo que es el Padre,
ResponderEliminarpero no sé lo que es el Nuestro
Rutebeuf