Habitación eterna

¿Por qué me rendí? Yo era feliz con el pan de mis tristezas, con mi manto negro, con mi sardónica existencia. Era un demonio entretenido con las palabras que engendraban mundos. Tuve un accidente y nadie estuvo ahí para ayudar. Todos se han alejado de mí, por fin han reconocido mis prójimos que soy una plaga, lepra, peligro, desarmonía, lágrimas, desamparo, vacío, insatisfacción, fealdad, escalofrío, fiebre, insania furibunda. Por una extraña razón me alegro de que todos me hayan abandonado, ya nada me ata a la realidad. Viviré en la locura, en la existencia patológica, pondré diques a mi averno para que nadie ose interrumpir su tiniebla, pintaré de ligereza sus paredes, para que me parezca soportable la habitación eterna, cubriré con flores muertas los pasillos para recordarme que todo muere, que ninguna belleza es eterna.

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