Es necesario remarcar que no se trata de una diferenciación: “Entre otras confusiones, una palabra así [Différance] hubiera dejado pensar en alguna unidad orgánica, originaria y homogénea, que en un momento dado viene a dividir, a recibir la diferencia como un acontecimiento” (Derrida, J., Márgenes de la filosofía, Cátedra, Madrid, 1994, pág. 49). Habría que agregar: como un acontecimiento cuantificable. Pues justamente porque no hay medida ni objetivación para aquello que difiere, es porque asumimos no su sublimación, sino su no-ser un objeto, cosa, su ser, finalmente, nada. Nada que, en rigor, ha querido decir nada, es decir, sin referencia alguna. En otras palabras, nada de la cual no se desprende nihilismo alguno.
en la lógica del proceder filosófico aparece, y reaparece, como Fénix, la necesidad de la "distinción" semántica; el juego derridiano "différence-différance" puede ser visto como consecuente de aquel cartesiano del pensar "clara y distintamente"...
ResponderEliminarseguimos construyendo "afueras"
Algo para ser derrotado debe derrotarse desde sí mismo? Toda derrota es una autoderota?
ResponderEliminar...Las fisuras de la metafísica, aquello que escapa: Implosión y explosión concomitante.
Afuera de qué? Cuál afuera de qué adentro? Hay un "andentro", un "afuera"?
Derrida: un tipo con severas faltas de ortigrafía. Nótese la expresión "severas".
sí!, dice "ortIgrafía"
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