Heidegger, Derrida, Potel y el capitalismo de las ideas

Doy vueltas y vueltas al asunto, me pregunto si Heidegger o Derrida firmaron contratos con editoriales, y si así fue, en qué condiciones y con qué vigencia. Pienso en los "derechos de autor", en su aplicación al ámbito de las ideas filosóficas. Pienso en la gramatología derridiana y en el análisis de la escritura, en la crítica al fonocentrismo, y en la crítica que debiera nacer ahora al grafocentrismo, lo cual implica no sólo la beligerancia contra la bibliocultura sino también contra la "cibercultura" que reproduce las huellas de la primera. Pienso en el valor de uso y el de cambio, en el dinero, en su caracter divino y omnímodo, en su fuerza nomizadora (y si no, por qué pretender meter a la cárcel al maestro Potel). Pienso en el caso que se dio en el 2008 con una mujer obligada a pagar una multa por 220mil dólares por bajar algunos mp3 con un programa P2P: la misma lógica ancenstral de los sacrificios, inmolación de uno para que los demás comprendan el rigor del orden sagrado. Ahora, de nuevo, en las pirámides editoriales una víctima más del sintagma de la ganancia unívoca.

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