El pensamiento de Bataille es, pues, irremediablemente paradójico, y el encuentro con él es siempre peculiar y enigmático. Lo que nos abisma en él es el vértigo que surge de la "comunicación"2 de lo imposible y lo posible, el salto fugaz del exterior en el interior y viceversa. Más allá de sus atrevidas interpretaciones de la sociedad y del hombre que nos ofrece, es la invitación al derroche de la propia razón y la destrucción de la representación de sí mismo lo que mantiene atrapado sin amarras en la tensión de su lectura. Así como la palomilla encandilada vuela libre y, al mismo tiempo, prisionera de la luz de la lámpara, así se consume el pensamiento en la alucinante a-discursividad del discurso batailleano. Así, pues, lo que mantiene en el discurso batailleano es la posibilidad del no-saber y, a su vez, el no-saber-se: "como la desdichada mosca, obstinada en el cristal, me mantengo en los confines de lo posible, y heme aquí perdido en las fiestas del cielo, agitado por una risa infinita"
http://docs.google.com/Doc?id=dfpj722b_13djz5qffg
La introducción invita a la lectura de tu texto completo, pero creo que linkeaste el archivo sin publicar.
ResponderEliminarTienes toda la razón, estaba sin publicar pero ya lo corregí, creo que ahora sí ya puede ser consultado completo. Gracias y espero con gusto tus comentarios.
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