MUERTE SIN FIN (Fragmento)

Lleno de mí, sitiado en mi epidermis
por un dios inasible que me ahoga,
mentido acaso
por su radiante atmósfera de luces
que oculta mi conciencia derramada,
mis alas rotas en esquirales de aire,
mi torpe andar a tientas por el lodo;
lleno de mí -ahito- me descubro
en la imagen atónita del agua,
que tan sólo es un tumbo immarcesible
un desplome de ángeles caídos
a la delicia intacta de su peso,
que nada tiene
sino la cara en blanco
hundida a medias, ya, como una risa agónica,
en las tenues holandas de la nube
y en los funestos cánticos de la mar
-más resabio de sal o albor de cúmulo
que sola prisa de acosada espuma.
No obstante- oh paradoja- constreñida
por el rigor del vaso que la aclara,
el agua toma forma.
En él se asienta, ahonda y edifica,
cumple una edad amarga de silencios
y un reposo gentil de muerte niña,
sonriente, que desflora
un más allá de pájaros
en desbandada.
En la red de cristal que la estrangula,
allí, como en el agua de un espejo,
se reconoce;
atada allí, gota con gota,
marchito el tropo de espuma en la graganta
¡qué desnudez de agua tan intensa,
qué agua tan agua,
está en su orbe tornasol soñando,
cantando una sed de hielo justo!
¡Más que vaso -también- más providente
éste que así se hinche
como una estrella en grano,
que así, en heroica promisión, se enciende
como un seno habitado por la dicha,
y rinde así, puntual,
una rotunda flor
de transparencia al agua,
un ojo proyectil que cobra alturas
y una ventana a gritos luminosos
sobre esa libertad enardecida
que se agobia de cándidas prisiones!


JOSÉ GOROSTIZA

2 comentarios:

  1. ¡Tan-Tan! ¿Quién es? Es el Diablo,
    es una espesa fatiga,
    un ansia de trasponer estas lindes enemigas,
    este morir incesante,
    tenaz, esta muerte viva,
    ¡oh Dios! que te está matando
    en tus hechuras estrictas,
    en las rosas y en las piedras,
    en las estrellas ariscas
    y en la carne que se gasta
    como una hoguera encendida,
    por el canto, por el sueño,
    por el color de la vista.
    ...
    Desde mis ojos insomnes
    mi muerte me está acechando,
    me acecha, sí, me enamora
    con su ojo lánguido.
    ¡Anda, putilla del rubor helado,
    anda, vámonos al diablo!

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  2. Sí!!! Maravilloso poema, casi perfecto!!!

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