Gozo de morir para ser

La "muerte romántica" está muy lejos de ser una acción deseperada. La desesperación, por contra, es mucho más aguda antes de la muerte. Adquirida esta certidumbre la muerte es concebida, dionisiacamente, como un acto de creación. Belleza, sensualidad, arte... florecen, a su sombra. Asumido el conocimiento de la nueva perspectiva la visión de la muerte se invierte: concebidda como el vacío que acecha a la vida, ahora lo es como reafirmación de la esencia de la vida ante el vacío de la exitencia. La angustia del ser-para-la muerte se transforma en el ambiguo gozo del morir-para-ser

Rafael Argullol, El héroe y el único. El espíritu trágico del romanticismo, Madrid, 1982, Taurus, pp. 306-307.


Henry Wallis, Muerte de Chatterton (1856)

El fracaso límbico de Dios


Sobre el limbo: "La pena más grande -la carencia de la visión de Dios- se vuelca así en alegría natural: definitivamente perdidos, habitan sin dolor en el abandono divino. No es que Dios los haya olvidado, sino que ellos lo han olvidado a Él desde siempre, y el descuido divino resulta impotente contra su olvido."
G. Agamben, La comunidad que viene, Pre-Textos, España, 1996, p. 11