La gente cambia y sonríe
Pero el sufrimiento permanece.
El tiempo destructor es el tiempo preservador,
Como el río con su carga de negros muertos,
Gallineros y reses muertas,
La manzana amarga y el mordisco en la manzana.
Y el peñasco escarpado en las aguas sin calma,
Las olas que lo cubren, la niebla que lo oculta,
En un día sereno es nada más que un monumento,
En tiempo navegable es siempre una señal
Para fijar el rumbo.
Pero en la estación sombría
O bajo la repentina furia del mar
Es lo que siempre ha sido.
T. S. Eliot, "The Dry Salvages" (Segundo cuarteto, fragmento)
Versión castellana de José Emilio Pacheco
(Fuente: Letras libres, Octubre 2011)