El río negro de la vida
La gente cambia y sonríe
Pero el sufrimiento permanece.
El tiempo destructor es el tiempo preservador,
Como el río con su carga de negros muertos,
Gallineros y reses muertas,
La manzana amarga y el mordisco en la manzana.
Y el peñasco escarpado en las aguas sin calma,
Las olas que lo cubren, la niebla que lo oculta,
En un día sereno es nada más que un monumento,
En tiempo navegable es siempre una señal
Para fijar el rumbo.
Pero en la estación sombría
O bajo la repentina furia del mar
Es lo que siempre ha sido.
T. S. Eliot, "The Dry Salvages" (Segundo cuarteto, fragmento)
Versión castellana de José Emilio Pacheco
(Fuente: Letras libres, Octubre 2011)
L'ingenue
Pieza de la colección Fabienne & François Marchal (Fairground Art at Drouot Montaign, Paris)
Booz ve dormir a Ruth
que algunos llaman piel. Pero es espuma.
Es un mar que prolonga su blancura en el cielo
como el halo de las tehuanas y los santos.
Es un mar que está siempre
en trance de primera comunión.
Quién habitara tu veraz incendio
rodeado de azucenas por doquiera,
quién entrara a tus dos puertos cerrados
azules y redondos como ojos azules
que aprisionaron todo el sol del día,
para irse a soñar a tu serena plaza pueblerina
-que algunos llaman frente-
debajo de tus árboles de cabellos textiles
que se te enrollan en ovillos
para que tengas que peinártelos con husos.
He leído en tu oreja que la recta no existe
aunque diga que sí tu nariz euclidiana;
hay una voz muy roja que se quedó encendida
en el silencio de tus labios. Cállala
para poder oír lo que me cuente
el aire que regresa de tu pecho;
para saber por qué no tienes en el cuello
mi manzana de Adán, si te la he dado;
para saber por qué tu seno izquierdo
se levanta más alto que el otro cuando aspiras;
para saber por qué tu vientre liso
tiembla cuando lo tocan mis pupilas.
Has bajado una mano hasta tu centro.
Saben aún tus pies, cuando los beso,
al vino que pisaste en los lagares;
qué frágil filigrana es la invisible
cadena con que ata el pudor tus tobillos;
yo conocí un río más largo que tus piernas
-algunos lo llamaban Vía Láctea-
pero no discurría tan moroso
ni por cauce tan firme y bien trazado;
una noche la luna llenaba todo el lago;
Zirahuén era así dulce como su nombre:
era la anunciación de tus caderas.
Si tus manos son manos, ¿cómo son las anémonas?
Cinco uñas se apagan en tu centro.
No haber estado el día de tu creación, no haber estado
antes de que Su mano te envolviera en sudarios de inocencia
-y no saber qué eres ni qué estarás soñando.
Hoy te destrozaría por saberlo.
Gilberto Owen
Circunloquio
YA LLEGA MI HORA...
saltaré de repente al vacío
sin conocer el estado de putrefacción de mi carne
ni cómo los gusanos socavan mis ojos
sin tregua ni descanso pienso en la muerte
eso quiere decir que mi hora está próxima...
Nazim Hikmet (1902-1963)
En una tarde oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh terrible ventura!,
salí sin ser notada,
estando mi casa ya alterada
a oscuras, e insegura
por la secreta escala disfrazada,
¡oh terrible ventura!,
a oscuras y en celada,
estando mi casa ya alterada;
en la tarde ominosa,
en secreto, mi amada no veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.
Aquesta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía,
a donde me esperaba
quien yo bien me sabía
en parte donde nadie parecía.
¡Oh tarde que guiaste!
¡Terrible más que el alborada!
¡Oh tarde que separaste
Amado de amada,
amada en el Amado revelada!
En mi pecho florido,
que entero para ella sola se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo lo regalaba,
y el ventalle de los cedros golpes daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía
con su mano artera
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre la mano,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las promesas olvidado.
Muere Ernesto Sábato
ΦιλοσοФια cch: Tortoise - Seneca from Thrill Jockey Records on Vi...
A León Ostrov
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios
Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo
Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos
Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre
Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.
Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada
Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue
¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?
¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?
El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual
Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde
Señor
Arroja los féretros de mi sangre
Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón
Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo
De "Las aventuras perdidas" 1958
Alejandra Pizarnik
Sampleo icónico pop: Tarkovsky, Betty Page, Sufismo y Madonna
No conocía este video que hizo Mark Romanek para Madonna en 1994 (que, junto con el "Closer" que hizo Romanek para los NIN, ha merecido espacio en el Muso de Arte Moderno de NY).
Muy interesante muestra de "sampleo icónico pop" de temas eróticos y espirituales.
Acontece así
Los enamorados
que ahora se besan,
todavía no saben
que tendrán
que separarse muy pronto.
Los enamorados
que aún no se han encontrado,
ignoran
que pronto creerán
haberse hallado
para todos los tiempos.
Pobres
los que ya se encontraron,
ahora tendrán
que separarse.
Pobres
los que aún no se han hallado,
ahora tendrán
que continuar esperando.
Otto René Castillo
La luna vino a la fragua
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
Humanidades ¿para qué?
Ausencia
Yo dejaré que muera en mí el deseo de amar tus ojos que son dulces
Porque nada te podré dar sino la tristeza de verme eternamente exhausto.
Sin embargo tu presencia es algo así como la luz y la vida
Y yo siento que en mi gesto está tu gesto y en mi voz está tu voz.
No quiero tenerte porque si no en mi ser todo estaría terminado
Sólo quiero que surjas en mí como la fe en los desesperados
Para que pueda llevarme una gota de rocío de esta tierra maldita
Que quedó sobre mi carne como una mancha del pasado.
Yo permaneceré... tú te irás, pondrás tu rostro en otro rostro
Tus dedos enlazarán otros dedos y te abrirás a la madrugada
Pero no sabrás que fui yo quien te tuvo, amigo de la noche
Porque puse mi rostro en el rostro de la noche y oí tu habla amorosa
Porque mis dedos enlazaron los dedos de la niebla suspendida en el espacio
Y traje hasta mí la misteriosa esencia de tu abandono desordenado.
Quedaré solo como los veleros en los puertos silenciosos
Pero te poseeré más que ninguno porque podré partir
y todas las quejas del mar, del viento, del cielo, de las aves, de las estrellas
Serán tu voz presente, tu voz ausente, que se borra.
Vinicio de Moraes