Peter Witkins y Jack Kerouac



Para conmemorar el cincuenta aniversario de la aparición de la novela On The Road (1957) de Jack Kerouac, les presento una pequeña analogía entre este autor, icono de la generación beat, y el fotógrafo Joel-Peter Witkins.

La fotografía se titula Mexican Pin Up (1975), y estos son un par de fragmentos de On The Road:

“Sabía que durante el camino habría chicas, visiones, de todo; sí, en algún lugar del camino me entregarían la perla.”

"¡Vaya ciudad tan rara! ¡Y fíjate en esa mujer de la ventana!, fíjate, fíjate cómo se le ven los pechos saliéndose por el escote del camisón, y vaya ojos tan grandes. Sal, tenemos que ir y nunca dejar de seguir yendo hasta que lleguemos, dije. ¿Adónde vamos, Dean?”

Dseeo y representación






















La representación del placer sexual fracasa cuando hay demasiada belleza de por medio. Y entre la pura figuración estética y el vouyerismo fruitivo se extiende un territorio descampado en que tenemos que decidir las formas precisas de nuestros placeres.
"Ver" una penetración es un acto de la "representación", y no hay forma en que la percepción retorne al nicho animal de la indiferencia simbólica.


[Y pensar que Carracci se oponía al realismo de Caravaggio (segurmente se opondría por igual a Hustler)]

Subjetividad y Consumo (comentarios a Zizek)

Claro! Ese asunto “contracultural” de las décadas pasadas, y su cauda actual, resultaba interesante en su introito pero al otro lado del cabo nos esperaba la molestia del “placer auténtico”, la “sociedad no alienada”, la “sexualidad libre”… Hipóstasis teleológicas del imaginario intelectual colectivo (me pregunto si rollos tipo Toni Negri y Naomi Klein son las fénix actuales). La onda de que el capitalismo esté conformado por “subjetividades nómadas” tiene ciertas ventajas y un defecto: seguir hablando de “subjetividad” después de la conciencia estructurlista, pero es una categoría cómoda, y a fin d cuentas para qué sirve el lenguaje sino para simplificar la vida?! El “sujeto” hoy está harto de placeres (banales y hardcore); las políticas de la felicidad (recuerdo a AMLO hablando del Estado de bienestar) no son iniciativas gubernamentales son inercias colectivas.

Respecto a la idea de “consumo” y de “víctima”: son nuevos haces de las dialécticas modernas, acostumbradas a la tensión que se genera entre dos puntos (aparentemente polares). Sin estas tensiones dualistas, al parecer no hay Modernidad (y quizá no haya “cultura” en sí). O sea, la PROFECO y la CONDUCEF vienen a ser algo así como “Aufhebungen” del capitalismo nacional, síntesis de tensiones que a fin de cuentan tienen la consigna de lubricación del sistema.

A propósito checar la propaganda de The Corporation:

http://youtube.com/watch?v=yuGyMMEZsBM

La Sexualidad de Cristo en el Renacimiento

La Crucifixión (1503), de Lucas Cranach

En esta pintura de 1503 Lucas Cranach
(1472-1553) plaga de un profundo simbolismo erótico la representación de la crucifixión de cristo. El manto sagrado se ondea en forma de un enorme y viril miembro que es esperado por María y Magdalena cuyas manos estrechadas evocan el sexo femenino en espera de ser profanado.

"...sólo la inherente tendencia metafórica del realismo renacentista pudo ser capaz de exaltar la más humilde de las indumentarias y conferirle tal pomposidad, hasta convertir la ostentatio genitalium, ahora adecentada, en un alarde triunfal de dimensiones cósmicas."

Leo Steinberg, La Sexualidad de Cristo en el Arte del Renacimiento y en el Olvido Moderno (1989), citado por, Esther Cohen, "La Venus Desdoblada: en torno a la Filosofía del Amor en Ficino", en, Con el Diablo en el Cuerpo. Filosofos y Brujas en el Renacimiento, Taurus/UNAM, 2003, Pág. 75.

El deseo o la traición de la felicidad

David Rabouin
entrevista con Slavoj Zizek

El deseo o la traición de la felicidad

Desde hace varios años, el filósofo Slavoj Zizek se ha dado a la tarea de aplicar la teoría lacaniana del deseo al análisis de la cultura moderna. La entrevista gira en torno a El títere y el enano. El núcleo perverso del cristianismo , (Paidós, 2005), en el que propone una relectura provocadora del cristianismo, situándolo “entre perversión y subversión”, y sobre la cuestión del deseo en la actualidad.

¿Cómo se sitúa usted en relación con la idea de que vivimos en una sociedad en la que la mayoría de nuestros deseos estarían alienados?

–Ese es un tema en el que tenemos que ser prudentes. Toda esa temática de los años sesenta, en torno a la crítica de la “sociedad de consumo”, consistía en que se nos brindaban pequeños satisfactores, felicidades nimias, placeres tontos, para privarnos de los “verdaderos” deseos. Cada vez estoy más convencido de que el planteamiento era demasiado naif . A eso me refiero en El títere y el enano. Debemos desconfiar de aquella mitología que opondría nuestros “verdaderos” deseos a una sociedad de consumo completamente consagrada a su alienación. Tomemos, por ejemplo, cierta vulgata “deleuziana” en uso actualmente: desarrolla un modelo basado en una oposición entre la organización jerárquica, sistemática, el Estado, el “Imperio”, y los flujos nómadas, la “multitud”, los deseos. Cuando el capitalismo hoy en día es precisamente nómada. ¿Por qué y cómo vamos a combatirlo si desde el inicio olvidamos esto? La estructura subjetiva del capitalismo actualmente es precisamente la del sujeto nómada, sin identidad fija. Ni siquiera podemos decir que entonces hay que combatirlo, porque “reterritorializa” los flujos, los deseos. Porque la “reterritorialización” es la maquinaria misma que desencadena la dinámica. Desde los marxistas existía ya ese sueño: conservar la estructura, sin las ganancias, la plusvalía. Querían deshacerse del obstáculo conservando el dinamismo puro. Pero no se dieron cuenta de que perdían el dinamismo al mismo tiempo que el obstáculo. O sea que no estoy para nada de acuerdo con ese tipo de crítica de la “sociedad de consumo”. Con lo que me quedo es con la idea de que la felicidad no puede ser una categoría ética. No deberíamos legitimar un cambio diciendo que brindará más felicidad. El verdadero cambio político consiste siempre en modificar los parámetros mismos de lo que se entiende por felicidad.

–¿Esto significaría que deberíamos abandonar todo criticismo ante este tipo de sociedad?

–Lo que habría que criticar es la idea misma de “consumo”. ¿Realmente vivimos en una sociedad de “consumo”? El modelo de mercancía en la actualidad es el café sin cafeína, la cerveza sin alcohol, la crema sin grasa. Desde mi punto de vista, esto significa en primer lugar que cada vez tenemos más miedo de consumir de veras. Podemos consumir, pero sin pagar los costos. Si queremos criticar a la sociedad moderna, no hay que aferrarse a esta idea de “consumo”. Una clave más interesante sería la noción de “víctima”. Hay que entender cómo esto determina nuestra noción de tolerancia y nuestra relación con el deseo del Otro. ¿Qué significa hoy “tolerancia”? Es sólo lo contrario a la noción de “hostigamiento”, de “acoso”. Y, ¿qué quiere decir esto? Quiere decir que el Otro, en tanto sujeto deseante, no se me debe acercar demasiado. Dicho de otra manera, la tolerancia hoy es exactamente la intolerancia. La figura de subjetividad se vuelve completamente narcisista: se constituye mediante el miedo a la proximidad de los demás. Esto me recuerda cuando Kierkegaard pregunta: “¿Cuál es ese prójimo al que debemos amar?”, y responde: “El que está muerto”.

–¿Este problema del Otro se liga con el de lo Prohibido y su papel en el funcionamiento del deseo?

–Sí, pero en este caso también hay que ser prudentes. Por un lado, existe actualmente el problema del fracaso de los órdenes simbólicos, del “Gran Otro”, como dice Lacan. Esto conduce cada vez más a un régimen de interiorización de las reglas y, por lo tanto, en términos freudianos, a una hipertrofia del superyó. Pues bien, como Lacan lo percibió, el superyó funciona tanto como imperativo de goce como prohibición. La consecuencia paradójica y trágica es una carrera desenfrenada hacia el goce, que desemboca evidentemente en la imposibilidad de gozar, puesto que el superyó exige siempre más. Ahora, la gente ya no se siente culpable cuando tiene placeres ilícitos, como antes, sino cuando no es capaz de sacar provecho, cuando no logra gozar. Pero, por otro lado, no se debe sacar como conclusión, como hacen ciertos semilacanianos estilo Pierre Legendre, que hay que restablecer la Ley y el Orden simbólicos como espacio de trasgresión. Lacan era un gran enemigo del pensamiento de Bataille y no sólo por una cuestión meramente personal: el problema, a su manera de ver, es precisamente que el deseo se halla, en Bataille, rebajado a la trasgresión. El psicoanálisis tiene un importante papel que jugar en ello. Todos los demás discursos adquieren cada vez más la forma de órdenes terminantes de gozar, de búsqueda de la felicidad. ¡Hasta el Dalai Lama anda en eso! El psicoanálisis es un discurso que no prohíbe gozar, pero que permite precisamente no gozar . Puede usted gozar, pero sin que esto obedezca a una regla, sin que tome la forma de una interiorización superyóica. Es por eso que el pensamiento freudiano es más actual que nunca. Todo mundo dice actualmente, incluso gente favorable al psicoanálisis, que Freud está rebasado, que es hijo de una sociedad burguesa, victoriana, basada en fuertes prohibiciones que han perdido sentido en nuestros días. Pero su problema nunca residió en la represión o en la prohibición; radicaba en cambio en la paradoja de un permiso que bloquea también el goce. Apenas ahora podemos deshacernos de esta idea simplista de un Freud que combate la opresión sexual. Todos los freudomarxistas inteligentes lo entendieron. Por eso Adorno criticó siempre a Reich y su idea del estallido orgásmico.

–En Bienvenidos al desierto de lo real escribía usted esta fórmula, de la que además decía que era característica de lo que nos enseña el psicoanálisis: “La traición del deseo tiene nombre: felicidad.”

–La concepción de Lacan –su lado hegeliano e incluso sartreano–, es que el deseo es trascendencia, falta, apertura, mientras que el placer, o la felicidad, es equilibrio, homeostasis. Deleuze defendió esta idea de manera más radical todavía, cuando dijo que el masoquismo o el amor cortés eran la manifestación del deseo en estado puro, el deseo que no necesita ser satisfecho, porque ya era por sí mismo su propia satisfacción. Esta idea la desarrollé en Subversión del sujeto . El deseo aparece primero como “patológico”, es decir suscitado y orientado por los objetos que nos afectan. Carente de la dignidad de un a priori trascendental. La idea, defendida por Bernard Baas en su muy bello libro Le Désir Pur [ El deseo puro ], consiste en que Lacan fue quien precisamente “trascendentalizó” el deseo. Y que esto constituye el proyecto de su célebre texto Kant con Sade : demostrar que existe la capacidad de un deseo puro, que no necesita referirse al objeto. La belleza de esta teoría radica en que el “objeto” –ése que Lacan llama “objeto a minúscula”– se vuelve entonces, precisamente, una posición estructural, una especie de objeto a priori . Y sirve, paradójicamente, para sustraer el deseo a su apego al objeto, a su realidad patológica. La ética del deseo es seguir siendo fiel a este a priori . Como dice Lacan: el deseo último es por lo tanto el de la no-satisfacción del deseo, el deseo de quedarse abierto.

–Usted deja el dilema sin solución. Por un lado, tenemos un llamado al restablecimiento del orden simbólico, de la Ley; por otro, la crítica postmoderna relativiza las normas y desemboca en una interiorización, que finalmente bloquea el goce y lo erige como norma suprema. Y, ¿qué otra cosa hubiera podido suceder?

–Yo creo que ni el propio Lacan encontró la fórmula. En el caso de Freud, se concibe la civilización como producto del crimen original. La sociedad se forma en la comunidad del crimen, el asesinato del Padre. Es el modelo que hallamos en Tótem y tabú . La pregunta es: ¿existe otro modo de socialización distinto al de esta relación con el orden simbólico? Este es también el problema de la ética psicoanalítica. Hay cierto Lacan que no me gusta, el que dice que el objetivo de la experiencia psicoanalítica es “atravesar la fantasía”, vivida como una experiencia intensiva, excepcional. Después de lo cual no se podrá más que regresar al espacio social normal para simplemente “seguir el juego”, con mayor ironía. El problema para mí es que esta postura es precisamente la que induce el capitalismo contemporáneo. El psicoanálisis debe darse cuenta de que la antigua postura según la cual la sociedad lleva las prohibiciones y el inconsciente las pulsiones desajustadas, en la actualidad se ha revertido: hoy la hedonista, la desajustada es la sociedad, y el que regula es el inconsciente. Lo vemos claramente en el estatus de las creencias, que me interesó particularmente en El títere y el enano : vivimos en una época en la que estamos de acuerdo en creer, queremos creer, pero a través de los otros, de manera distanciada. Hay una historia que se cuenta sobre Niels Bohr: un amigo que había ido a visitarlo, al ver colgada en la puerta una herradura, le expresó su asombro de que tuviera tales signos de superstición. A lo que Bohr respondió de manera magnífica: “Por supuesto que no creo, pero me dijeron que funciona aunque no creas. ” Para mí, este es el arquetipo de la creencia moderna. Todos mis amigos judíos dicen : “No comemos puerco, aunque claro que no creemos.” Es una creencia objetivada, lo que hoy llamamos una “cultura”.

–Pero esto sigue sin responder al dilema…

–Creo que el ejemplo de solución lo encontramos en los esfuerzos de Lacan por fundar una sociedad analítica. En cierto sentido, fue un fiasco total, pero la idea estaba ahí: construir un espacio social en el cual la gente pudiera reunirse no sólo por la figura del Padre, del Maestro, del Amo, sino por el objeto del deseo mismo. La apuesta es que el campo social no es sólo territorio de ilusiones, de apariencias, en el que no se puede más que seguir el juego, donde la única diferencia sería saber si lo tomamos en serio o lo hacemos de manera irónica. ¿Sería posible crear un espacio social que no necesitara de la fantasía, de un “significante maestro”? Eso fue lo que me dio la idea, después de haber leído a Alain Badiou [ San Pablo. La fundación del universalismo , Anthropos, 1999], de que existe un ejemplo de ese proyecto en San Pablo, en su idea de “comunidad de creyentes”. Otro ejemplo en el que se puede pensar es el que hallamos en algunos partidos revolucionarios. Es una vía intermedia entre el individualismo hedonista y el regreso a un modelo autoritario. Como Badiou lo demostró de una manera que me parece convincente, ese fue precisamente el problema de Pablo. Por un lado, el sistema judío, basado en la Ley; por otro, el individualismo romano. Todo radica en construir la “comunidad de creyentes” en tanto tercera posibilidad. Creo que hay que aceptar el riesgo de que la Ley no sea la única perspectiva. En esto tenemos que ir más lejos que quienes tratan de relativizar el mensaje de Pablo. Según ellos, se trata simplemente de decir que cuando se está en el amor de Cristo no se requiere de la Ley, porque se hace naturalmente lo que dice la Ley. Es la versión humanista. Pero lo único que hace es velar el aspecto terrible de la proposición. Lo que dice San Agustín es: “Si amas a Dios, puedes hacer lo que quieras.” Y una vez, incluso olvidó a “Dios”: “Ama y podrás hacer lo que quieras.” Es un riesgo que hay que tomar. Hay un momento de suspensión del régimen de la Ley. Para mí, esa es la perspectiva del último Lacan.

Traducción de Dulce María López Vega

Amor y decepción

Bataille

“No conozco a determinada mujer más que amándola, pero en el mismo instante la ignoro si ella no muere. Y desconozco todo objeto que no me haya cautivado sin medida y que no me decepcione sin medida”

Georges Bataille, “La ausencia de Dios”, La felicidad, el erotismo y la literatura. Ensayos 1944-1961, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2004, p67

Para todo mal...

Foto: Kore


Mediante textos eróticos, históricos y de ficción, Raumiez Pérez rescata el origen de la bebida
Rojo cerezo, acceso a 25 siglos de historia de una panacea prehispánica: el mezcal

DE LA REDACCION

"El famoso dicho oaxaqueño de que para todo mal, mezcal; para todo bien, también, y si no hay remedio, litro y medio, no es el postulado mentiroso de una panacea, sino la justa reivindicación de una bebida que lo mismo cura una indigestión por exceso de grasas, un reuma, una depresión o una cruda, que sirve de vehículo espiritual en ritos religiosos, conjuras y sanaciones mágicas, de estimulante sexual y de alucinógeno, cuando se toma sin medida."
Para Raumiez Pérez Blanco, escritor de ficción, periodista financiero e incipiente productor licorero, hablar del mezcal representa una inmersión de 25 siglos en la historia y la cultura gastronómica de México, una de las más antiguas, ricas y variadas del orbe. "Una historia tan vieja y remota que a veces sólo se columbra a través del mito o la leyenda, como ocurre con el pulque y otros productos gastronómicos prehispánicos", dice Pérez Blanco.
En Rojo cerezo, libro de su autoría dedicado al mezcal, recoge, mediante textos de ficción de contenido erótico e histórico, una conseja popular mixteca en la que se cuenta que el dios Mayahuel envió un rayo contra un maguey, permitiendo el descubrimiento tanto de sus mieles como del procedimiento para convertir éstas en mezcal, "pues al golpear contra el corazón del agave, limpió la piña, la coció, la fermentó y la destiló para bien de los indígenas".
La destilación, proceso prehispánico
Esto habría ocurrido históricamente en el México prehispánico del siglo IV antes de Cristo, según investigaciones realizadas por un grupo de arqueólogos y antropólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que mediante análisis de ollas y vasijas de barro, hornos, tubos y restos de maguey tatemado hallados en Nativitas, Tlaxcala -muy cerca de Cacaxtla, la ciudad olmeca xicalanca-, comprobaron que la destilación del mezcal no fue una aportación española a la culinaria indígena, sino que provenía de las culturas prehispánicas.
En esa misma oportunidad, los especialistas universitarios coligieron que el mezcal -palabra náhuatl derivada demetl (agave) e ixcalli (horno): agave cocido al horno- formaba parte del rito Xichitécatl para pedir lluvia a los dioses prehispánicos, tarea religiosa que se mantiene viva en muchas comunidades indígenas de gran parte de la República, sólo que ahora mediante la intercesión sincrética de santos cristianos.
"Este descubrimiento de la UNAM, meidante el proyecto Ruta del Mezcal -comenta el escritor oaxaqueño-, fue determinante para echar por tierra la versión de que el mezcal comenzó a destilarse en 1650 con la introducción autorizada de alambiques árabes, la cual se mantuvo por varios siglos pese a que en muchas comunidades indígenas de Oaxaca y Guerrero se siguen usando carrizos y quiotes de maguey como tubos de alambique, que posiblemente datan de la época prehispánica.
"Las aportaciones españolas consistieron en grandes tinajas y alambiques de metal y, por supuesto, la prohibición de su venta para proteger el consumo de vinos peninsulares, como ocurrió también con el pulque. Esta persecución se decretó en 1695 y terminó en 1810, al inicio de la Guerra de Independencia, afectando particularmente a los estados de la región sur-occidente, de Sonora a Oxaca. El primer permiso para producir mezcal se otorgó en 1810 a la población de Tequila, Jalisco."
Este dato histórico da pauta a Pérez Blanco (Miltepec, Oaxaca) para aclarar que esta temprana regulación del mezcal dio paso a la creación de una poderosa industria mezcalera con denominación de origen propia, con el nombre del principal municipio productor en ese periodo (Tequila), y a la definición de un refinado proceso de destilación, inicialmente artesanal y luego industrial, que dio al agave Weberi (azul) un sabor específico o propio de la región suroeste de Jalisco.
De acuerdo con el autor de Rojo cerezo (Editorial IAN, México 2004), la cultura del mezcal en México es casi tan antigua como la del maíz y tan vasta como el territorio mexicano, pues "hay tantos mezcales como estados en la República. De las 300 variedades de agave que existen en el mundo, en el país se dan 136, y de éstos más de una docena se utiliza para la producción de mezcal. Tan sólo en la región mixteca de Oaxaca tenemos registrados cinco o seis magueyes mezcaleros".

La existencia sin valor

"[Los caballeros sufíes] oran durante toda la noche y ayunan durante el día. Si su alma deja de obedecerlos, venderán cincuenta años de obediencia por un trago de agua y darán esos cincuenta años a un perro o a cualquier ser, sin importarles quién sea este. Después dirán: ¡Oh alma, has de saber que esto que has hecho no tiene ningún valor para tu señor!"

Abi-L-Khayr, Las cuarenta estaciones del alma, EDAF, Madrid, 2006, p.84

Trágico Romance

Una Pitón se Come a un CocodriloLa serpiente quiso comer al poderoso depredador pero su cuerpo no pudo contener a su víctima. El caimán también murió.

El suplicio de Fu-Tchu-Li

Esta es una de las fotografías del suplicio chino, llamado Leng - Tché o descuartizamiento en trozos, de Fu-Tchu-Li, un asesino. Estas fotografías (con las que cierra Bataille Las Las Lagrimas de Eros) tuvieron un impacto tremendo en la concepción de lo erótico, y el éxtasis religioso, de Bataille, que a respecto escribió:

"Lo que súbitamente veía y me angustiaba -pero que al mismo tiempo me liberaba- era la identidad de estos perfectos contrarios, oponiendo al éxtasis divino un horror extremo.
Tal es, en mi opinión, la inevitable conclusión de una historia del erotismo."
Las Lagrimas de Eros, Pág. 249

Alemania vs. Grecia

Abortion

Platform of the Nihilist Organization
Quinta sentencia

http://www.crispinsartwell.com/nihilisthome.htm

(5) Abortion
We are the only party which dares to oppose both life and choice. Life is an infestation, choice an illusion.

blog it

Allende el mar

Foto: Kore

¿Por qué me ordenas pequeñuelo,
por que me solicitas hijito mío,
que entone un dulce canto
hallándome muy lejos, exiliado
allende el mar?

¿por qué me ordenas que cante?

Mucho más para mi ¡ ay pobrecillo!
llorar grato resulta, niño mio;
mucho más lamentarme que cantar
una canción como la que me pides,
amorcito entrañable.
¿por qué me ordenas que cante?

Preferiria mejor, mi pequeñin,
que tú desearas , hermanito,
condolerte conmigo con corazón
piadoso,y con alma compungida
acompañarme en el llanto
¿por qué me ordenas que cante?

Sabes tú, novicio divino,
sabes tú, dicipulillo del cielo,
que hace tiempo que estoy exhiliado
y que de dí y de noche
soporto muchas fatigas.
¿por qué me odenas que cante?

Sabes que al cautivo pueblecillo
que toma su nombre de Israel
se le prohibio cantar en Babilonia
mientras muy lejos se hallaba
de sus tierras de Judea.
¿por qué me ordenas que cante?

No pudieron, por tanto,
ni tampoco debieron
hacer sonar un dulce canto
delante de gente extraña a nuestra tierra.
¿por quéme ordenas que cante?

Más, dado que, de todos modos,
lo deseas, egregio compañero,
cantare en honor del Padre y del Hijo,
y de aquel que procede
de ambos dos juntamente
Eso lo canto con sumo placer.

Bendito eres, Señor,
Padre , Hijo, y Paráclito
Dios trino, un sólo Dios
Dios soberano, Dios compasivo,
Dios justo.
Eso lo canto con sumo placer.

Desde hace mucho tiempo , exiliado
en este mar me hallo, oh Señor.
Ya van casi dos años,
Tú lo sabes. Ten por fin
de mi piedad.
Es lo que muy humildemente te suplico.

A la espera de ello, pequeño mio,
a El con sumo placer canto.
Cantaré con mi boca, cantaré con mi alma,
cantaré por el día, cantaré por la noche
una dulce canción
para Ti, rey piadosisimo

Godelcalco de Orbais o de Fulda

La lujuria como virtud


Link a la reseña

Calipigias


La antigua Grecia conoció los certámenes de belleza, es sabido que se celebraban las fiestas calipigias en honor a Afrodita, la celebración consistía en un certamen de belleza en la que las mujeres exoponían sus nalgas para ser juzgadas, de ahí el término "calipigia", la de hermosas nalgas.


Quay brothers

Little songs of the chief officer of the Hunar Louse. Or this Unnameable Little Broom. Being a largely disguised reduction of the epic of Gilgamesh. -Quay Brothers.

El pesimismo es el optimismo con experiencia

Antoine de Saint-Exupery
"No hay más Principito, hoy día ni jamás. El Principito está muerto o se volvió totalmente escéptico. Un Principito escéptico no es más un Principito... Nada importa en la vida. No más vida..."
Antoine de Saint-Exupery (de una carta a su amada dos meses antes de desaparecer)

radiohead

concierto de año nuevo

Las moiras


El pasillo de la escuela estaba oscuro, ahí, sentado frente a una pared, estaba Stalker, leía algo, su expresión denotaba una angustia inconmensurable que nacía de la comprensión de su lectura. Corrí y pasé de largo, pensé que sería terrible interrumpirlo, pero él me llamo, estaba llorando. “Téjeme algo” me decía. Le daba un beso en la frente y le decía que sí, que haría algo bonito para él. Al final del pasillo, un trío de ancianas me preguntaban si quería aprender a tejer. “Debo tejer algo para que Stalker deje de llorar” les dije. Una de las ancianas me extendió un par de agujas, me dijo que con ellas podría tejer algo. La segunda me ordenó desatarme las trenzas y con ellas tejer lo que haría detener el llanto de Stalker. Debía tomar los cabellos más delgados para empezar, después los medianos y por último los más gruesos, también debía buscar tres colores en mi cabello e ir del más claro al más oscuro. Me desataba las trenzas y al tiempo cayeron las agujas, la primera tenía el número 3 y la segunda un 9. La tercera anciana, estalló en carcajadas, sentí miedo y huí de aquel sitio… Stalker, ahora tumbado en el suelo, lloraba, deliraba, balbuceaba algo acerca del infinito, algo que no alcancé a comprender. No pude acercarme. Una chica de cabello negro, corto, lo miraba como si él fuera un profeta. Me di la vuelta y él y yo llorábamos mientras la chica veía la escena con estupor. Yo me angustiaba, me entristecía por que no había podido tejer nada para que él dejara de llorar.